Hoy tuve un sueño, un sueño que fue más
como un pensamiento.
Ese pensamiento me mostraba un mundo mejor,
en ese mundo todos vivían dignamente.
Pero hubo negativos, esos pensamientos
negativos que en realidad son la realidad
que vivo, donde no hay prioridad para la
vida humana, incitando tras mi realidad
intentar lograr un cambio.
¿Qué será, cuando los pensadores como yo
dejen de existir y los que nacen se alejen
del conocimiento,
donde muera todo lugar de avance?
¿Qué será de nuestras vidas y de nuestro
futuro?
¿Has pensado algún momento en eso?
¿Has dejado que tu prioridad sea el presente
y has perdido el enfoque de lo que puedes
aportar para el futuro?
¿O acaso tu corazón
se olvidó de la empatía y crees que las
futuras personas merecen igual la vida que
viviste?
¿No crees que sería mejor que
nuestros antepasados nos fueran ayudando mejor
a los presentes?
¿Qué será de las vidas
si se les quita la prioridad,
donde solo el dinero y los placeres
sean el único propósito?
¿Qué será de este mundo si llegara a su fin,
y no podamos preservar nuestra humanidad,
donde se logre nuestra extinción?
Vivimos en el futuro,
porque nuestros aportes nos mantienen en él.
“No nacimos solo para vivir el presente, sino para dejar huellas que mantengan con vida a la humanidad. El futuro no espera: se construye con cada pensamiento que no se rinde ante la indiferencia.”